Y es que al final, los intereses de los Estados Unidos y los de México, nunca van a ser los mismos. De ahí quizá convenga celebrar al TMEC
José Ignacio Zaragoza / Agente Aduanal,
Experto en Comercio Exterior / Columna Invitada
Al inicio del TLCAN, muchos analistas, profesores e idealistas, pensábamos que este tratado de libre comercio era el inicio de una Unión o Integración Económica Completa de América del Norte como la Unión Europea.
Después de todo los primeros dos pasos estaban dados: 1) Zona Preferencial de Comercio y 2) Zona de Libre Comercio; nos faltarían: 3) Unión Aduanera; 4) Mercado Común; 5) Unión Económica y Monetaria y por fin 6) la Integración Económica Completa.
26 años después vemos, como les platicaba en mi colaboración anterior, que uno de los capítulos del nuevo Tratado México, Estados Unidos, Canadá, TMEC, incluye una disposición de Ventanilla Única para que las administraciones aduaneras establezcan un sistema único de envío electrónico para todos los requisitos de datos relacionados con la aduana. Y esto pudiera hacernos imaginar el inicio de una Unión Aduanera.
Veamos primero qué es una Unión Aduanera y de ahí podremos sacar algunas conclusiones. La Unión Aduanera es un área de libre comercio que eliminan las barreras arancelarias existentes entre los países que la conforman y establecen un arancel común frente al exterior. Por lo tanto, desde un punto de vista arancelario, una unión aduanera actúa como una unidad frente al resto del mundo, es decir, en este caso las tres administraciones aduaneras deberían actuar como una sola.
Como primeros pasos, vemos que se están alineando a través del intercambio de información, un sistema único electrónico, el tema de la clasificación arancelaria en nuestro país que pronto pasará de 8 dígitos a 10 como lo es en Estados Unidos y Canadá, incluso hasta la idea de que los Agentes Aduanales de los tres países utilicemos el mismo formato de declaración aduanal, que en México conocemos como pedimento y el crear la VUCEM regional que en su momento, a través de la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana, vislumbramos como la evolución natural de nuestra actual ventanilla.
Sin embargo, aún hay más obstáculos que buenas intenciones. En principio, el sistema aduanero de Estados Unidos dista en objetivos con el de nuestro país. A ellos, lo que más les interesa cuidar a través de sus aduanas es la seguridad nacional, por ello, la aduana depende del CBP, una oficina encargada de proteger sus fronteras contra el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico ilegal de personas, y en segundo plano, tiene competencia en el comercio legítimo y en la inmigración legítima.
En cambio, nuestra aduana depende del Servicio de Administración Tributaria, un órgano desconcentrado de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, y su función principal, como el de la mayoría de las aduanas del mundo es la recaudación de impuestos y la facilitación comercial.
Conciliar estas dos visiones parecería sencillo, pero en tiempos donde el neonacionalismo avanza y los Brexit se consolidan, es casi imposible armonizar los intereses de Norteamérica para llegar a una Unión Aduanera.
Y es que al final es eso, los intereses de los Estados Unidos y los de México, nunca van a ser los mismos. De ahí quizá, que convenga celebrar tanto la puesta en marcha del nuevo TMEC, que sin ser un paso de la integración, genera prosperidad tanto de un lado como del otro de la frontera.
@IGNAQUIZ